Información de prescripción completa

Clorhidrato de bupivacaína en inyección de dextrosa, USP, 0,75%/8,25%, ampollas monodosis de 2 ml

CONTRAINDICACIONES:

El clorhidrato de bupivacaína en inyección de dextrosa, USP, está contraindicado en pacientes con hipersensibilidad conocida a éste o a cualquier agente anestésico local de tipo amida.
Las siguientes condiciones excluyen el uso de anestesia espinal:

  1. Hemorragia grave, hipotensión grave o shock y arritmias, como bloqueo cardiaco completo, que restrinjan gravemente el gasto cardiaco.
  2. Infección local en el lugar de la punción lumbar propuesta.
  3. Septicemia.

ADVERTENCIAS:

LOS ANESTÉSICOS LOCALES SÓLO DEBEN SER EMPLEADOS POR CLÍNICOS QUE ESTÉN BIEN VERSADOS EN EL DIAGNÓSTICO Y MANEJO DE LA TOXICIDAD RELACIONADA CON LA DOSIS Y OTRAS EMERGENCIAS AGUDAS QUE PUEDAN SURGIR DEL BLOQUEO QUE SE VAYA A EMPLEAR, Y SÓLO DESPUÉS DE ASEGURAR LA DISPONIBILIDAD INMEDIATA DE OXÍGENO, OTROS FÁRMACOS DE REANIMACIÓN, EQUIPO DE REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR Y LOS RECURSOS DE PERSONAL NECESARIOS PARA EL MANEJO ADECUADO DE LAS REACCIONES TÓXICAS Y LAS EMERGENCIAS RELACIONADAS.

EL RETRASO EN LA GESTIÓN ADECUADA DE LA TOXICIDAD RELACIONADA CON LA DOSIS, LA SUBVENTILACIÓN POR CUALQUIER CAUSA Y/O LA ALTERACIÓN DE LA SENSIBILIDAD PUEDEN CONDUCIR AL DESARROLLO DE ACIDOSIS, PARO CARDÍACO Y, POSIBLEMENTE, LA MUERTE.

Metahemoglobinemia:

Se han notificado casos de metahemoglobinemia asociados al uso de anestésicos locales. Aunque todos los pacientes corren el riesgo de sufrir metahemoglobinemia, los pacientes con deficiencia de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa, metahemoglobinemia congénita o idiopática, compromiso cardíaco o pulmonar, lactantes menores de 6 meses de edad y exposición simultánea a agentes oxidantes o sus metabolitos son más susceptibles de desarrollar manifestaciones clínicas de la afección. Si deben utilizarse anestésicos locales en estos pacientes, se recomienda una estrecha vigilancia para detectar síntomas y signos de metahemoglobinemia.

Los signos de metahemoglobinemia pueden aparecer inmediatamente o retrasarse algunas horas tras la exposición, y se caracterizan por una coloración cianótica de la piel y/o una coloración anormal de la sangre. Los niveles de metahemoglobina pueden seguir aumentando; por lo tanto, se requiere tratamiento inmediato para evitar efectos adversos más graves sobre el sistema nervioso central y cardiovascular, incluyendo convulsiones, coma, arritmias y muerte. Interrumpir la administración de hidrocloruro de bupivacaína en inyección de dextrosa, USP y otros agentes oxidantes. Dependiendo de la gravedad de los signos y síntomas, los pacientes pueden responder a cuidados de apoyo, es decir, oxigenoterapia, hidratación. Una presentación clínica más grave puede requerir tratamiento con azul de metileno, exanguinotransfusión u oxígeno hiperbárico.

Las infusiones intraarticulares de anestésicos locales tras procedimientos artroscópicos y otros procedimientos quirúrgicos es un uso no aprobado, y ha habido informes posteriores a la comercialización de condrólisis en pacientes que recibieron dichas infusiones. La mayoría de los casos notificados de condrólisis han afectado a la articulación del hombro; se han descrito casos de condrólisis glenohumeral en pacientes pediátricos y adultos tras infusiones intraarticulares de anestésicos locales con y sin epinefrina durante periodos de 48 a 72 horas. No se dispone de información suficiente para determinar si períodos de infusión más cortos no se asocian a estos hallazgos. El momento de aparición de los síntomas, como dolor articular, rigidez y pérdida de movimiento, puede ser variable, pero puede comenzar ya en el segundo mes tras la cirugía. En la actualidad, no existe ningún tratamiento eficaz para la condrolisis; los pacientes que la han sufrido han precisado procedimientos diagnósticos y terapéuticos adicionales y algunos han necesitado una artroplastia o una sustitución del hombro.

Los anestésicos espinales no deben inyectarse durante las contracciones uterinas, ya que la corriente de líquido cefalorraquídeo puede transportar el fármaco más cefálicamente de lo deseado.

Un flujo libre de líquido cefalorraquídeo durante la realización de la anestesia espinal es indicativo de la entrada en el espacio subaracnoideo. Sin embargo, debe realizarse una aspiración antes de inyectar la solución anestésica para confirmar la entrada en el espacio subaracnoideo y evitar la inyección intravascular.

Hasta que se adquiera más experiencia en pacientes menores de 18 años, no se recomienda la administración de Clorhidrato de Bupivacaína en Dextrosa Inyectable, USP en este grupo de edad.

La mezcla o el uso previo o intercurrente de cualquier otro anestésico local con Bupivacaína Clorhidrato en Dextrosa Inyectable, USP no puede recomendarse debido a la insuficiencia de datos sobre el uso clínico de tales mezclas.

PRECAUCIONES:

General:

La seguridad y la eficacia de los anestésicos raquídeos dependen de la dosis adecuada, la técnica correcta, las precauciones adecuadas y la preparación para emergencias. El equipo de reanimación, el oxígeno y otros fármacos de reanimación deben estar disponibles para su uso inmediato. El paciente debe recibir líquidos intravenosos a través de un catéter permanente para garantizar el funcionamiento de la vía intravenosa. Debe utilizarse la dosis más baja de anestésico local que produzca una anestesia eficaz. Debe realizarse una aspiración de sangre antes de la inyección y ésta debe realizarse lentamente. La tolerancia varía según el estado del paciente. Los pacientes de edad avanzada y los enfermos agudos pueden requerir dosis reducidas. Las dosis reducidas también pueden estar indicadas en pacientes con aumento de la presión intraabdominal (incluidas las pacientes obstétricas), si por lo demás son aptas para la anestesia raquídea.

Tras la inyección de anestésicos locales, debe realizarse un seguimiento cuidadoso y constante de las constantes vitales cardiovasculares y respiratorias (adecuación de la ventilación), así como del estado de conciencia del paciente. Inquietud, ansiedad, habla incoherente, aturdimiento, entumecimiento y hormigueo de la boca y los labios, sabor metálico, tinnitus, mareos, visión borrosa, temblores, depresión o somnolencia pueden ser signos precoces de toxicidad del SNC. Los anestésicos espinales deben utilizarse con precaución en pacientes con alteraciones graves del ritmo cardíaco, shock o bloqueo cardíaco.

El bloqueo simpático que se produce durante la anestesia raquídea puede dar lugar a vasodilatación periférica e hipotensión, cuyo grado depende del número de dermatomas bloqueados. Los pacientes mayores de 65 años, particularmente aquellos con hipertensión, pueden tener un mayor riesgo de experimentar los efectos hipotensores de la inyección de hidrocloruro de bupivacaína en dextrosa, USP. Por lo tanto, la presión arterial debe controlarse cuidadosamente, especialmente en las primeras fases de la anestesia. La hipotensión puede controlarse mediante vasoconstrictores en dosis que dependerán de la gravedad de la hipotensión y de la respuesta al tratamiento. El nivel de anestesia debe vigilarse cuidadosamente porque no siempre es controlable en las técnicas espinales.

Debido a que los anestésicos locales de tipo amida, como el clorhidrato de bupivacaína en inyección de dextrosa, USP, son metabolizados por el hígado, estos fármacos, especialmente las dosis repetidas, deben utilizarse con precaución en pacientes con enfermedad hepática. Los pacientes con enfermedad hepática grave, debido a su incapacidad para metabolizar normalmente los anestésicos locales, tienen un mayor riesgo de desarrollar concentraciones plasmáticas tóxicas. Los anestésicos locales también deben utilizarse con precaución en pacientes con deterioro de la función cardiovascular porque pueden ser menos capaces de compensar los cambios funcionales asociados con la prolongación de la conducción AV producida por estos fármacos. Sin embargo, las recomendaciones de dosificación para la anestesia raquídea son mucho más bajas que las recomendaciones de dosificación para otros bloqueos principales y la mayor parte de la experiencia relativa a la toxicidad relacionada con la dosis para la enfermedad hepática y cardiovascular se deriva de estos otros bloqueos principales.

Muchos fármacos utilizados durante la realización de la anestesia se consideran agentes desencadenantes potenciales de la hipertermia maligna familiar. Dado que se desconoce si los anestésicos locales de tipo amida pueden desencadenar esta reacción y que la necesidad de anestesia general suplementaria no puede predecirse de antemano, se sugiere disponer de un protocolo estándar para su manejo. Los primeros signos inexplicables de taquicardia, taquipnea, presión arterial lábil y acidosis metabólica pueden preceder a la elevación de la temperatura. El éxito depende del diagnóstico precoz, la rápida interrupción del agente o agentes desencadenantes sospechosos y la instauración de un tratamiento que incluya oxigenoterapia, las medidas de apoyo indicadas y dantroleno. (Consulte el prospecto de dantroleno sódico intravenoso antes de usarlo).

 

Las siguientes afecciones pueden impedir el uso de la anestesia raquídea, dependiendo de la evaluación de la situación por parte del médico y de su capacidad para hacer frente a las complicaciones o molestias que puedan surgir:

  • Enfermedades preexistentes del SNC, como las atribuibles a anemia perniciosa, poliomielitis, sífilis o tumor.
  • Trastornos hematológicos que predispongan a coagulopatías o pacientes en tratamiento con anticoagulantes. El traumatismo de un vaso sanguíneo durante la aplicación de la anestesia raquídea puede, en algunos casos, provocar una hemorragia incontrolable del SNC o de los tejidos blandos.
  • Dolor de espalda crónico y cefalea preoperatoria.
  • Hipotensión e hipertensión.
  • Problemas técnicos (parestesias persistentes, punción sanguinolenta persistente).
  • Artritis o deformidad de la columna vertebral.
  • Extremos de edad.
  • Psicosis u otras causas de escasa cooperación por parte del paciente.

 

Información para los pacientes:

Cuando proceda, los pacientes deben ser informados de antemano de que pueden experimentar una pérdida temporal de sensibilidad y actividad motora, normalmente en la mitad inferior del cuerpo, tras la administración adecuada de la anestesia raquídea.

Informe a los pacientes de que el uso de anestésicos locales puede causar metahemoglobinemia, una afección grave que debe tratarse con prontitud. Aconseje a los pacientes o cuidadores que busquen atención médica inmediata si ellos o alguien a su cuidado experimentan los siguientes signos o síntomas: piel de color pálido, gris o azul (cianosis); dolor de cabeza; frecuencia cardíaca rápida; dificultad para respirar; aturdimiento o fatiga.

Interacciones medicamentosas clínicamente significativas:

Los pacientes a los que se administran anestésicos locales corren un mayor riesgo de desarrollar metahemoglobinemia cuando se exponen simultáneamente a los siguientes fármacos, que podrían incluir otros anestésicos locales:

Ejemplos de medicamentos asociados a la metahemoglobinemia:

Nitratos/Nitritos óxido nítrico, nitroglicerina, nitroprusiato, óxido nitroso
Anestésicos locales articaína, benzocaína, bupivacaína, lidocaína, mepivacaína, prilocaína, procaína, ropivacaína, tetracaína
Agentes antineoplásicos ciclofosfamida, flutamida, hidroxiurea, ifosfamida, rasburicasa
Antibióticos dapsona, nitrofurantoína, ácido paraaminosalicílico, sulfonamidas
Antimaláricos cloroquina, primaquina
Anticonvulsivos fenobarbital, fenitoína, valproato sódico
Otros medicamentos paracetamol, metoclopramida, quinina, sulfasalazina

Carcinogénesis, mutagénesis y alteración de la fertilidad

No se han realizado estudios a largo plazo en animales para evaluar el potencial carcinogénico del clorhidrato de bupivacaína. No se ha determinado el potencial mutagénico ni el efecto sobre la fertilidad del clorhidrato de bupivacaína.

Embarazo

No existen estudios adecuados y bien controlados en mujeres embarazadas. El clorhidrato de bupivacaína en inyección de dextrosa, USP debe utilizarse durante el embarazo sólo si el beneficio potencial justifica el riesgo potencial para el feto. El hidrocloruro de bupivacaína produjo toxicidad en el desarrollo cuando se administró por vía subcutánea a ratas y conejas preñadas a dosis clínicamente relevantes. Esto no excluye el uso de hidrocloruro de bupivacaína en inyección de dextrosa, USP a término para anestesia o analgesia obstétrica.

El clorhidrato de bupivacaína se administró por vía subcutánea a ratas en dosis de 4,4, 13,3 y 40 mg/kg y a conejos en dosis de 1,3, 5,8 y 22,2 mg/kg durante el periodo de organogénesis (desde la implantación hasta el cierre del paladar duro). Las dosis elevadas son aproximadamente 30 veces superiores a la dosis máxima diaria recomendada en humanos (MRHD) de 12 mg/día sobre la base de mg de dosis/m 2 de superficie corporal (BSA). No se observaron efectos embriofetales en ratas a la dosis alta que provocó un aumento de la letalidad materna. Se observó un aumento de las muertes embriofetales en conejos a la dosis alta en ausencia de toxicidad materna, con un nivel de efectos adversos no observados fetales aproximadamente 8 veces superior a la MRHD en base a la BSA.

En un estudio de desarrollo prenatal y postnatal en ratas (dosificación desde la implantación hasta el destete) realizado con dosis subcutáneas de 4,4, 13,3 y 40 mg/kg, se observó una disminución de la supervivencia de las crías con la dosis alta. La dosis alta es aproximadamente 30 veces superior a la MRHD diaria de 12 mg/día en base BSA.

Parto y alumbramiento

La anestesia espinal tiene un uso reconocido durante el parto. El clorhidrato de bupivacaína, cuando se administra correctamente, por vía epidural en dosis de 10 a 12 veces superiores a las utilizadas en anestesia raquídea se ha utilizado para analgesia y anestesia obstétrica sin evidencia de efectos adversos en el feto.

La anestesia regional ha provocado hipotensión materna. Los anestésicos locales producen vasodilatación al bloquear los nervios simpáticos. Elevar las piernas de la paciente y colocarla sobre su costado izquierdo ayudará a prevenir descensos de la tensión arterial. La frecuencia cardiaca fetal también debe controlarse continuamente y es muy aconsejable la monitorización fetal electrónica.

Es extremadamente importante evitar la compresión aortocava por el útero grávido durante la administración del bloqueo regional a parturientas. Para ello, debe mantenerse a la paciente en decúbito lateral izquierdo o puede colocarse un rollo de manta o un saco de arena debajo de la cadera derecha y desplazar el útero grávido hacia la izquierda.

La anestesia raquídea puede alterar las fuerzas del parto a través de cambios en la contractilidad uterina o en los esfuerzos expulsivos maternos. También se ha descrito que la anestesia raquídea prolonga la segunda fase del parto al eliminar el impulso reflejo de la parturienta de agacharse o al interferir con la función motora. El uso de anestesia obstétrica puede aumentar la necesidad de asistencia con fórceps.

El uso de algunos fármacos anestésicos locales durante el parto puede ir seguido de una disminución de la fuerza y el tono muscular durante el primer o segundo día de vida. Esto no se ha descrito con la bupivacaína.

Se han notificado casos de parada cardiaca durante el uso de clorhidrato de bupivacaína en solución inyectable de dextrosa, USP 0,75% para anestesia epidural en pacientes obstétricas. El prospecto de Bupivacaine Hydrochloride in Dextrose Injection, USP hydrochloride for epidural, nerve block, etc., contiene un análisis más completo de la preparación y el tratamiento de este problema. Estos casos son compatibles con toxicidad sistémica tras la inyección intravascular no intencionada de las dosis mucho mayores recomendadas para anestesia epidural y no han ocurrido dentro del rango de dosis de clorhidrato de bupivacaína al 0,75% recomendado para anestesia espinal en obstetricia. Por lo tanto, no se recomienda la concentración de 0,75% de clorhidrato de bupivacaína en inyección de dextrosa, USP para la anestesia epidural obstétrica.

El clorhidrato de bupivacaína en inyección de dextrosa, USP, se recomienda para la anestesia espinal en obstetricia.

Madres lactantes

Se ha notificado que la bupivacaína se excreta en la leche humana, lo que sugiere que el lactante podría estar teóricamente expuesto a una dosis del fármaco. Debido a la posibilidad de que se produzcan reacciones adversas graves a la bupivacaína en lactantes, debe decidirse si se interrumpe la lactancia o no se administra bupivacaína, teniendo en cuenta la importancia del fármaco para la madre.

Uso pediátrico

Hasta que se adquiera más experiencia en pacientes menores de 18 años, no se recomienda la administración de Clorhidrato de Bupivacaína en Dextrosa Inyectable, USP en este grupo de edad.

Uso geriátrico

Los pacientes mayores de 65 años, especialmente los hipertensos, pueden presentar un mayor riesgo de hipotensión durante la anestesia raquídea con clorhidrato de bupivacaína en inyección de dextrosa, USP.

Los pacientes de edad avanzada pueden requerir dosis más bajas de clorhidrato de bupivacaína en inyección de dextrosa, USP.

En estudios clínicos, se han observado diferencias en diversos parámetros farmacocinéticos entre pacientes ancianos y jóvenes.

Se sabe que este producto se excreta sustancialmente por el riñón, y el riesgo de reacciones tóxicas a este medicamento puede ser mayor en pacientes con función renal alterada. Dado que los pacientes de edad avanzada son más propensos a tener una función renal disminuida, se debe tener cuidado en la selección de la dosis, y puede ser útil monitorizar la función renal.

REACCIONES ADVERSAS

Las reacciones a la bupivacaína son características de las asociadas a otros anestésicos locales de tipo amida. Los efectos adversos agudos más frecuentes que exigen medidas inmediatas tras la administración de anestesia raquídea son la hipotensión debida a la pérdida del tono simpático y la parálisis respiratoria o subventilación debida a la extensión cefálica del nivel motor de la anestesia. Si no se tratan, pueden provocar una parada cardiaca. Además, las convulsiones relacionadas con la dosis y el colapso cardiovascular pueden ser consecuencia de una disminución de la tolerancia, de una rápida absorción desde el lugar de inyección o de la inyección intravascular involuntaria de una solución anestésica local. Los factores que influyen en la unión a proteínas plasmáticas, como la acidosis, las enfermedades sistémicas que alteran la producción de proteínas o la competencia de otros fármacos por los sitios de unión a proteínas, pueden disminuir la tolerancia individual.

Sistema respiratorio: Puede observarse parálisis respiratoria o hipoventilación como resultado de la extensión hacia arriba del nivel de anestesia espinal y puede conducir a un paro cardíaco hipóxico secundario si no se trata. La medicación preanestésica, los analgésicos y sedantes intraoperatorios, así como la manipulación quirúrgica, pueden contribuir a la subventilación. Por lo general, esto se observará a los pocos minutos de la inyección de la solución anestésica espinal, pero debido a los diferentes tiempos máximos de inicio, el uso de diferentes fármacos intercurrentes y la manipulación quirúrgica, puede ocurrir en cualquier momento durante la cirugía o el período de recuperación inmediata.

Sistema cardiovascular: La hipotensión debida a la pérdida del tono simpático es una extensión comúnmente encontrada de la farmacología clínica de la anestesia espinal. Esto se observa con mayor frecuencia en pacientes de edad avanzada, particularmente en aquellos con hipertensión, y en pacientes con disminución del volumen sanguíneo, disminución del volumen de líquido intersticial, diseminación cefálica del anestésico local y/u obstrucción mecánica del retorno venoso. Las náuseas y los vómitos se asocian frecuentemente a episodios hipotensivos tras la administración de anestesia raquídea. Las dosis altas, o la inyección intravascular inadvertida, pueden dar lugar a niveles plasmáticos elevados y a la depresión del miocardio asociada, disminución del gasto cardíaco, bradicardia, bloqueo cardíaco, arritmias ventriculares y, posiblemente, parada cardíaca.

SNC: La parálisis respiratoria o subventilación secundaria a la extensión cefálica del nivel de anestesia raquídea (ver Sistema Respiratorio) y la hipotensión por la misma razón (ver Sistema Cardiovascular) son las dos observaciones adversas relacionadas con el SNC más comúnmente encontradas y que exigen contramedidas inmediatas.

Las dosis altas o la inyección intravascular inadvertida pueden dar lugar a niveles plasmáticos elevados y toxicidad del SNC relacionada, caracterizada por excitación y/o depresión. Puede aparecer inquietud, ansiedad, mareos, acúfenos, visión borrosa o temblores, que pueden derivar en convulsiones. Sin embargo, la excitación puede ser transitoria o estar ausente, siendo la depresión la primera manifestación de una reacción adversa. Esto puede ir seguido rápidamente de somnolencia que se funde en inconsciencia y parada respiratoria.

Neurológicas: La incidencia de reacciones neurológicas adversas asociadas al uso de anestésicos locales puede estar relacionada con la dosis total de anestésico local administrado y también depende del fármaco concreto utilizado, la vía de administración y el estado físico del paciente. Muchos de estos efectos pueden estar relacionados con las técnicas anestésicas locales, con o sin contribución del fármaco.

Los efectos neurológicos tras la anestesia raquídea pueden incluir pérdida de la sensibilidad perineal y de la función sexual; anestesia persistente, parestesia, debilidad y parálisis de las extremidades inferiores y pérdida del control de los esfínteres, todo lo cual puede tener una recuperación lenta, incompleta o nula; hipotensión, bloqueo medular alto o total; retención urinaria; dolor de cabeza; dolor de espalda; meningitis séptica, meningismo; aracnoiditis; ralentización del parto; aumento de la incidencia de partos con fórceps; escalofríos; parálisis de los nervios craneales debido a la tracción sobre los nervios por la pérdida de líquido cefalorraquídeo; e incontinencia fecal y urinaria.

Alérgicas: Las reacciones de tipo alérgico son raras y pueden producirse como resultado de la sensibilidad al anestésico local. Estas reacciones se caracterizan por signos como urticaria, prurito, eritema, edema angioneurótico (incluyendo edema laríngeo), taquicardia, estornudos, náuseas, vómitos, mareos, síncope, sudoración excesiva, temperatura elevada y, posiblemente, sintomatología de tipo anafilactoide (incluyendo hipotensión grave). Se ha descrito sensibilidad cruzada entre miembros del grupo de anestésicos locales de tipo amida. No se ha establecido definitivamente la utilidad del cribado de la sensibilidad.

Otros: Durante la anestesia raquídea pueden producirse náuseas y vómitos.

SOBREDOSAGE

Las urgencias agudas por anestésicos locales suelen estar relacionadas con los niveles plasmáticos elevados que se encuentran durante el uso terapéutico o con la infraventilación (y quizás apnea) secundaria a la extensión ascendente de la anestesia espinal. La hipotensión suele producirse durante la aplicación de la anestesia raquídea debido a la relajación del tono simpático y, en ocasiones, a la obstrucción mecánica del retorno venoso.

Manejo de las urgencias anestésicas locales

La primera consideración es la prevención, que se consigue mejor mediante una monitorización cuidadosa y constante de las constantes vitales cardiovasculares y respiratorias y del estado de consciencia del paciente después de cada inyección de anestesia local. A la primera señal de cambio, debe administrarse oxígeno.

El primer paso en el manejo de las reacciones tóxicas sistémicas, así como de la hipoventilación o apnea debidas a una espina dorsal alta o total, consiste en la atención inmediata al establecimiento y mantenimiento de una vía aérea permeable y una ventilación asistida o controlada eficaz con oxígeno al 100% con un sistema de administración capaz de permitir una presión positiva inmediata en la vía aérea mediante mascarilla. Esto puede prevenir las convulsiones si aún no se han producido.

Si es necesario, utilice fármacos para controlar las convulsiones. Una inyección intravenosa en bolo de 50 mg a 100 mg de succinilcolina paralizará al paciente sin deprimir los sistemas nervioso central o cardiovascular y facilitará la ventilación. Una dosis intravenosa en bolo de 5 mg a 10 mg de diazepam o de 50 mg a 100 mg de tiopental permitirá la ventilación y contrarrestará la estimulación del SNC, pero estos fármacos también deprimen el SNC y la función respiratoria y cardiaca, aumentan la depresión postictal y pueden provocar apnea. Los barbitúricos intravenosos, los agentes anticonvulsivantes o los relajantes musculares sólo deben ser administrados por personas familiarizadas con su uso. Inmediatamente después de la instauración de estas medidas ventilatorias, debe evaluarse la adecuación de la circulación. El tratamiento de apoyo de la depresión circulatoria puede requerir la administración de fluidos intravenosos y, cuando sea apropiado, un vasopresor dictado por la situación clínica (como efedrina o epinefrina para aumentar la fuerza contráctil miocárdica).

La hipotensión debida a la relajación simpática puede tratarse administrando líquidos intravenosos (como solución salina isotónica o solución de Ringer lactato), en un intento de aliviar la obstrucción mecánica del retorno venoso, o utilizando vasopresores (como la efedrina, que aumenta la fuerza de las contracciones miocárdicas) y, si está indicado, administrando expansores plasmáticos o sangre total.

La intubación endotraqueal, empleando fármacos y técnicas familiares para el clínico, puede estar indicada tras la administración inicial de oxígeno por mascarilla si se encuentran dificultades para mantener una vía aérea permeable, o si está indicado un soporte ventilatorio prolongado (asistido o controlado).

Datos clínicos recientes de pacientes que experimentaron convulsiones inducidas por anestésicos locales demostraron el rápido desarrollo de hipoxia, hipercarbia y acidosis con bupivacaína en el minuto siguiente al inicio de las convulsiones. Estas observaciones sugieren que el consumo de oxígeno y la producción de dióxido de carbono aumentan considerablemente durante las convulsiones provocadas por anestésicos locales y subrayan la importancia de una ventilación inmediata y eficaz con oxígeno que pueda evitar la parada cardiaca.

Si no se trata inmediatamente, las convulsiones con hipoxia, hipercarbia y acidosis simultáneas más la depresión miocárdica por los efectos directos del anestésico local pueden provocar arritmias cardíacas, bradicardia, asistolia, fibrilación ventricular o paro cardíaco. Pueden producirse anormalidades respiratorias, incluyendo apnea. La subventilación o la apnea debidas a una espinal alta o total pueden producir estos mismos signos y también provocar una parada cardiaca si no se instaura un soporte ventilatorio. Si se produce una parada cardiaca, deben instaurarse medidas estándar de reanimación cardiopulmonar y mantenerse durante un periodo prolongado si es necesario. Se ha informado de recuperación tras esfuerzos de reanimación prolongados.

La posición supina es peligrosa en mujeres embarazadas a término debido a la compresión aortocava por el útero grávido. Por lo tanto, durante el tratamiento de la toxicidad sistémica, la hipotensión materna o la bradicardia fetal tras un bloqueo regional, la parturienta debe mantenerse en decúbito lateral izquierdo si es posible, o desplazar manualmente el útero fuera de los grandes vasos.

La dosis media de bupivacaína en monos rhesus fue de 4,4 mg/kg con una concentración plasmática arterial media de 4,5 mcg/mL.